Hacia el final de la década de 1980, Alessi encargó un nuevo diseño al arquitecto italiano, Aldo Rossi. Este no defraudó; diseñó una pequeña cafetera de acero con cuerpo cilíndrico que sostenía una pieza ovoide, y la llamó La Cupola.
Aldo Rossi, autor de algunos de los objetos más representativos de los años 80, demuestra la capacidad de sintonizar con los gustos del público propia de los grandes diseñadores: una cafetera moka “para todos”, con un bonito aluminio que estimula el gusto por el café al estilo italiano.
Rossi consiguió transformar un instrumento cotidiano en una obra de arte. “En los ratos que pasaba en la gran cocina, junto al lago de Como, dibujaba durante horas y horas, de un modo absolutamente espontáneo, cafeteras, pucheros, botellas. Me gustaban especialmente, por sus extrañas formas, las cafeteras esmaltadas en azul, verde, rojo; eran una especie de miniatura de las fantásticas arquitecturas con las que me iba a encontrar después. Hoy todavía me gusta dibujar esas grandes cafeteras que se convierten, en mi imaginación, en estructuras de ladrillo por cuyo interior se puede caminar”, comenta Rossi.
La Cupola de Alessi está fabricada en aluminio fundido, y el mango y el pomo de la tapa abovedada son de poliamida. Esta cafetera espresso está disponible en varios tamaños. “Siempre he creído que, en la vida como en la arquitectura, si estamos mirando una cosa también estamos mirando algo más”, explica Rossi.
El constructor de la geometría y la memoria recibió en 1990 el premio Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura. Sus teorías sobre la ciudad histórica tuvieron una amplia difusión e influencia en la generación de los setenta. Sus escritos, sus edificios y sus dibujos han ejercido una influencia tan colosal desde los años sesenta que no hay arquitecto o escuela que no haya forcejeado con su seducción.
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