Clave en los cambios vividos a finales del s. XX, sus propuestas para superar las limitaciones del diseño moderno. “Me gustaría que los visitantes saliesen de aquí llorando, es decir, con una emoción”, Ettore Sottsass, uno de los más significativos diseñadores italianos.
Un perfil que publicó El País al año de su muerte, lo define a la perfección: “Fue un artista ecléctico y poliédrico, pasó del racionalismo al pop”. También fue un fotógrafo apasionado: con su mujer Fernanda Pivano viajó por Estados Unidos y conoció los mayores representantes de la beat generation, de Allen Ginsberg a Jack Kerouac y Gregory Corso.
La lámpara Bay fue diseñada por Ettore Sottsass en 1983 para la colección Memphis Milano. Combinaciones de materiales, formas y colores típicos de la filosofía Memphis. Cada ejemplar incorpora una etiqueta en metal con el nombre y el año de la colección.
Odiaba la definición de posmoderno que a menudo le fue atribuida. “Es una astucia norteamericana, que inventa una cultura que no está”. Sin embargo, no tenía dudas: “Si algo nos salvará, será la belleza”, dejó escrito, en una suerte de manifesto. “Para mí, el diseño es una forma de discutir la vida”, decía Sottsass, “es una forma de discutir la sociedad, el erotismo, la política, la comida y el diseño mismo”.
Sottsass fue autor de una vasta obra; muebles, joyas, cerámica, vidrio, orfebrería, la iluminación, el diseño de máquinas de oficina y edificios que inspiró a generaciones de arquitectos y diseñadores.
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