La AIM de FLOS, diseñada por los hermanos Ronan y Erwan Bouroullec. Divertida, desenfadada, y minimalista son adjetivos que bien podrían describir un caótico laberinto de cables que crecen y se desarrollan como si fueran ramas o plantas trepadoras.
La AIM de FLOS cuestiona dos fundamentos básicos del diseño en la iluminación. La primera y fundamental es el centro geométrico del punto de luz: las lámparas suelen estar colgadas sobre todo en el centro de la habitación, con la lámpara AIM esto no importa, ya que a través de su cable largo se pueden colocar en cualquier punto, a distintas alturas y orientar la luz hacia cualquier punto.
La segunda es romper con el supuesto de que el cable sólo está allí para ser ocultado: esta lámpara se presenta como un bosque de cables con líneas impetuosas y la función como estética.
“La idea general de la base de este proyecto es la de proponer una lámpara que ofrezca una infinita variedad de regulaciones, para satisfacer las diversas exigencias de iluminación. Hemos elaborado la propuesta de un nuevo tipo de lámpara que, por supuesto, se coloca en el espacio – como haría una planta – gracias a sus largos cables que facilitan libremente la orientación y altura de la luz”, comentado por Ronan y Erwan Bouroullec.
La esencia de la AIM, busca volver al origen de las lámparas de suspensión formadas por un cable y una fuente lumínica, del mismo modo que la naturaleza busca la simplicidad en estas formas orgánicas.
FLOS ha dado vida a esta propuesta eligiendo materiales muy contundentes, como el policarbonato y la aleación de aluminio inyectado.
Los hermanos Bouroullec con su luminaria AIM para han pretendido acercarnos al concepto de instalación de arte como nuevo enfoque de la iluminación suspendida. Inspiran vida poética a una lámpara con un sorprendente impacto gráfico y una forma genuina.
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